Viernes a jueves (3)

Viernes a jueves (3)

Con la venia: Salud tengáis. Espero que vuestra semana haya sido aún más suave que la mía.

 

V.
Coincidimos en un desayunadero. Se la ve guapa y pulida, según costumbre suya. Además está feliz por recién recasada. Me dice que se cuidan mutuamente cada minuto del día. En ella los felicito a ambos.
Sabiéndola docta en perejiles, le pregunto si le prepara a su amor buenos condumios. Como fue profesora de literatura recurre al Siglo de Oro, tira mano de Lope, se convierte en la esposa de Peribáñez, y declama:
– Aváhole su escudilla de sopas, con tal primor, que no la come mejor el mismo Rey de Castilla.-
Le sigo el pie, que me sé la escena. Pero salto al verso pícaro.
– ¿ Dícete muchos amores ? –
Sonríe, reparpadea, y contesta exactamente.
– No sé yo cuáles sean pocos. Sé que mis sentidos, locos están de tantos…favores.-
Meto morcillas.
– Me alegran de gran manera la dulzuras de tu nudo. Tú disfrutas por entero. Yo, negocio…por menudo.-
Risas generales y algún aplausito de la concurrencia, que tenía a la güay el pabellón auditivo.

S.
Paco el amable, el sonriente, el bueno de Paco, ya está al Otro Lado. En el 500 chocan copas por él, en brindis merecidos de sobra. Se comenta su bonhomía, sus bromas, y su desprendimiento cuando traía embutido, o mojama, o maruca. También nos reímos de su seriedad al tapiñarse el jamón sin dejar ni la envoltura.
No pude ir a despedirlo en presencia; tenía turno con la Cente. Pero como también soy parte de su familia, me aseguré de que les llegaran todos mis abrazos.
La tierra le sea leve.

D.
Bellísima luz la destos días. Mucho menos dorada que la de octubre, es más vibrante, y lucen las calles con ella. Además te calienta la espalda si eliges bien la acera. Lástima del frío en la sombra, cabrón y constante, que te pone apajarotao al menor descuido.
Por defenderme del cutu llevo encima más capas que un saco de cebollas. La Cente aprovecha para preguntarme que me voy a poner cuando llegue la nieve. Le aseguro que me verá dentro de uno desos globos raros, de los que flotan por los noticiarios para embobarnos y darnos yúyu. Así me calentarán a misilazos.
Esto de los globicos misteriosos es más viejo que mear p’arriba, y al final, ni carne, ni pescao, ni durum, ni gelatina. Que le pregunten a los ufólogos si no.

L.
Tras el CCCP matinal salgo de naja hacia el banco, por pagar un alquiler. Abono el monto, le hago los mandaos a la Cente, y vuelvo a casa raudo, que hoy es día grande de fútbol, que no de soccer.
Oficio el Ángelus viendo los jailais de la Superbolw, mientras siroto unas Buds heladas. Como no juega San Francisco, y no le voy a Kansas ni a Filadelfia, me concentro en la acción y disfruto de un formidable partido.
Alta técnica, estrategia repentizada, cerebro mandando a músculos, traba de equipo, encaje mental y físico, empeño constante, no dar nada por perdido, no quejarse ni aunque salgan a por tí los camilleros; son pilares deste juego espectacular que tanto amo desde bien jovencito.
No me defraudó el macht. Ha sido un muy digno cierre de una estupenda temporada.
¡ Qué lejano veo el jueves 7 de septiembre !

M.
Calzo el overol para el baldeo de cubierta, y acabado el trabajo, lo cambio por las galas de Sissí Jardinera. Todo bien en mi jardín, excepto la puñetera Picardía. A esta plantica, que me gusta más que una tapa de escupiñas, no le da la gana de arraigar en tierra ecológica, potenciada, certificada y cara. Hace caso omiso de mis cuidados, seguramente para humillarme. Y lo consigue la jodía.
Estoy por irme al coytra de algún derribo, y guindar dos metros cúbicos de fachada leprosa, que es el hábitat preferido desta ingrata.

X.
Por ser el primer posible dia de pescadííto fresquííto, visííto el Merpes. Tal vez Neptuno y Fortuna se apiadaron hoy deste viejo, y pueda encontrar alguna pieza seria.
Una Ballesta de ración sería buen motivo para marcar la fecha en rojo, ponerme el delantal y, meterme en cocina sonriente y relamiente. Pondría a enfriar una botella de Papirusa mientras se opera la maravilla. A su tiempo, silbando los primeros acordes de la Quinta de Ludwing Van, serviría la sabrosa delicia fragante y…
…y un cuerno quemao voy a comer Ballestas hoy, como no sean las de algún Leiland, desos que sestean en el del Museo del Motor. Precios inflados aparte, solo encuentro el famoso pescadito pa’ madrilas, y a un viejo conocido, mustio de aletas escamas y cola, guardando turno para que le operen los clisos en la Barraquer.

J.
En el Vaivén, Win señala la pantallona, donde diviso una moza espeluchá y curvilínea que friega, con mucho despego, un suelo limpio. En los subtítulos, la queli choniglam habla de mandar un marido a ver crecer las dalias por debajo. Aunque también asegura que le queda more amore por el muy picón. Menuda brasa dan estos con sus astas.
Pero aplaudo a rabiar el magnífico guión, tan pulido, y el juego de tiempos tan acertado. Los equipos de producción y publicidad, arreglistas, cámaras, paparazzis, montadores, y negros varios, están desarrollando un programa canónico de extracción industrial de plata, a partir de un par de cuernos. Esto es claridad de juicio y lo demás fotocopias.
Cariño, tu y yo nos berrearemos mucho, pero en nuestras cajas dineros que no falten. Dos mesitos más de curro y tendremos billetes bastantes como para empapelar La Mancha y su Canal.

Las ganas de verte me jugaron una mala pasada; creí que eras tú. De cerca, vi que solo os parecíais en la estatura y la viveza del paso. Pero ya se me había disparado el pulso, y el resto de la tarde anduve como marioneta sin hilos.

B.S.R.
No se me ocurre nada mejor que los Grandes éxitos de la Credence.

Manolodíaz.