Los sindicatos señalan que el interno que perpetró el apuñalamiento se negó a entregar el arma, lo que obligó a los funcionarios a perseguirlo para arrebatársela.
La cárcel de Picassent, ubicada en Valencia, fue escenario de una pelea multitudinaria este jueves 6 de julio, denunciada por el sindicato Acaip+UGT. Los hechos ocurrieron en el módulo 2 de la Unidad de Cumplimiento del Centro Penitenciario de Valencia, donde se encuentran alojados alrededor de treinta internos conflictivos.
Según informan los sindicatos en un comunicado, muchos de estos reclusos han sido clasificados en primer grado, que se aplica a aquellos internos que han protagonizado numerosos incidentes durante su estancia en prisión. Durante todo el día, se vivió un ambiente tenso en el departamento, y por la tarde se produjo una discusión entre dos internos, resultando en uno de ellos apuñalando al otro con un «pincho» carcelario. Pronto se unieron más internos a la pelea, que incluyó numerosas agresiones, lanzamiento de sillas y otros ataques.
Los sindicatos señalan que el interno que perpetró el apuñalamiento se negó a entregar el arma, lo que obligó a los funcionarios a perseguirlo para arrebatársela.
Como consecuencia de la pelea, varios presos tuvieron que ser trasladados al área de Aislamiento. Sin embargo, más tarde fueron llevados a la Enfermería para recibir atención médica por parte de la médico de guardia, quien se negó a visitarlos en el departamento donde tuvo lugar la reyerta.
Esto, según los sindicatos, pone en riesgo la seguridad de los trabajadores, ya que implica el traslado de los reclusos de un módulo a otro. Acaip+UGT denuncia que actualmente, gran parte de los incidentes en los centros penitenciarios son protagonizados por internos que han sido progresados del primer al segundo grado de tratamiento, que es el grado ordinario.
Según fuentes sindicales,
Esta progresión no se basa en una mejora en el comportamiento de los internos en prisión, sino en un maquillaje de las estadísticas. Como resultado, en los últimos dos años, el número de internos clasificados en primer grado ha disminuido de alrededor de 900 a menos de 350.
Esta política de «buenismo», como la describe Acaip+UGT, supone un riesgo para la seguridad de los centros penitenciarios, los trabajadores y los propios internos.
En relación a la pelea registrada el jueves en la cárcel de Picassent, no se reportaron heridos entre los funcionarios de prisiones.
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