Especialistas de la Universitat Politècnica de València (UPV) sugieren diferentes medidas para salvar este producto básico de la paella.
Es uno de los componentes esenciales en cualquier paella valenciana que siga la ortodoxia. La discusión sobre su presencia en el plato insignia de estas tierras no se plantea (a diferencia de otros productos). La preocupación actual sobre la paella es si está destinada a perder parte de su «valencianía» debido a la disminución que experimenta un alimento crucial, tradicionalmente proveniente de nuestra huerta.
El garrofó valenciano (P. lunatus), también conocido como bajocó o fessol de la pelaïlla, está experimentando un descenso progresivo en su producción desde hace años, aunque resulta difícil cuantificarla de manera precisa. Precisamente, la falta de datos es uno de sus problemas y provoca, entre otras cosas, que no forme parte del anuario de estadísticas agrarias del Ministerio de Agricultura ni se incluya en el Portal Estadístico de la Generalitat Valenciana. La escasa información disponible proviene de iniciativas muy particulares, como la de la Associació de Productors de Garrofó Valencià, fundada en 2019 y con apenas una decena de miembros afiliados.
Los factores que han desencadenado esta disminución son diversos, pero se centran principalmente en tres aspectos: el aumento de las temperaturas derivado del cambio climático, la competencia de productos similares provenientes de otros países -más económicos- y la persistencia de ciertas prácticas culturales de cultivo que elevan los costes de manera notable.
Frente a este escenario, desde el Instituto de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (COMAV) de la Universitat Politècnica de València (UPV), se hace hincapié en,
Buscar soluciones que pasan, principalmente, por cultivar variedades más resistentes a las altas temperaturas y modernizar algunas de las prácticas tradicionales en determinadas fases del cultivo del garrofó valenciano.
Variedades de garrofó valenciano más productivas y resistentes
La investigación llevada a cabo en la UPV en estos años se ha enfocado en la caracterización del germoplasma del garrofón, con el objetivo de seleccionar y desarrollar variedades que logren un crecimiento determinado, sean más productivas y resistentes. Otro de los aspectos destacados ha sido la reducción o eliminación de los costes asociados al entutorado, una técnica agrícola que implica proporcionar un soporte físico al crecimiento de la planta y que requiere una inversión significativa de recursos y tiempo. Esto se logra introduciendo variedades de crecimiento determinado, originarias de diversas localidades valencianas, en los campos de cultivo.
El investigador del COMAV y secretario de la Asociación de Productores, Salvador Soler, explica que la intención es hacer que el garrofó valenciano sea más competitivo, tanto en términos de precio como de costes de cultivo. Además, destaca la necesidad de estudiar la manera de desplazar los ciclos de siembra y recolección para evitar episodios de elevadas temperaturas en verano, en el contexto del cambio climático.
El garrofó tiene dos épocas de cosecha: de marzo a junio y de septiembre a diciembre.
Aunque los avances logrados en estos últimos años son «esperanzadores», según el investigador, se reconoce la necesidad de realizar más esfuerzos, no solo en el ámbito de la investigación.
Marca de calidad del Garrofó Valenciano
En concreto, ese «más» se refiere a que el garrofó valenciano obtenga la marca de calidad «CV» de la Generalitat Valenciana. En este sentido, la Associació de Productors de Garrofó Valencià ha logrado, como paso previo y necesario, la aprobación por parte del Servicio de Control de la Calidad Agroalimentaria de la normativa requerida para obtener esta distinción.
Contar con esta marca de calidad permitirá establecer el Garrofó Valencià como un producto de calidad diferenciada, certificado y respaldado por la Generalitat, contribuyendo así a proteger su precio frente al judión de origen peruano, su principal competidor.
Destaca Soler.
Las nubes se ciernen sobre este producto básico de la paella, tan apreciado entre los valencianos. El garrofó parece destinado a adaptarse a una realidad cambiante y fortalecerse ante los nuevos retos y amenazas. De lo contrario, podríamos dejar de ver cómo crece y se desarrolla en nuestros campos y huertas.
